El libro de las voces 1º del Premio UPC (2001) Novela corta. El espectáculo es nuestra principal ocupación. El espectáculo nos permite sostener nuestra sociedad... y continuar el espectáculo. Hoy los Mundos Apócrifos nos brindan información para nuestras ciencias, deleite para nuestros sentidos y distracción contra nuestro tedio. En este marco, Alma Máter merece nuestro reconocimiento por el gran servicio que nos brinda con su inteligencia limitada. Los ojos de un Dios en celo 1º del Premio UPC (1996) Novela corta. ¿Y qué era la civilización, a fin de cuentas? Sentarse ante una pantalla y entablar una estúpida conversación con un tal Anwar, que había tenido arduo día de trabajo en Malasia. Calentar una pizza en el microondas y beber una cerveza helada. Hacer el amor sin miedo al embarazo o la lapidación. La posibilidad de recorrer la Urdimbre buscando imágenes renacentistas, datos sobre la importación de armas portuguesas en el Japón feudal o el colapso de la economía soviética en el siglo XX. Pedir que la máquina recitara Góngora o Garcilaso y comunicarse con especialistas para aclarar las dudas. No, no podía ser sólo eso. La civilización debía consistir en crearse un destino.
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El libro de las voces 1º del Premio UPC (2001) Novela corta. El espectáculo es nuestra principal ocupación. El espectáculo nos permite sostener nuestra sociedad... y continuar el espectáculo. Hoy los Mundos Apócrifos nos brindan información para nuestras ciencias, deleite para nuestros sentidos y distracción contra nuestro tedio. En este marco, Alma Máter merece nuestro reconocimiento por el gran servicio que nos brinda con su inteligencia limitada. Los ojos de un Dios en celo 1º del Premio UPC (1996) Novela corta. ¿Y qué era la civilización, a fin de cuentas? Sentarse ante una pantalla y entablar una estúpida conversación con un tal Anwar, que había tenido arduo día de trabajo en Malasia. Calentar una pizza en el microondas y beber una cerveza helada. Hacer el amor sin miedo al embarazo o la lapidación. La posibilidad de recorrer la Urdimbre buscando imágenes renacentistas, datos sobre la importación de armas portuguesas en el Japón feudal o el colapso de la economía soviética en el siglo XX. Pedir que la máquina recitara Góngora o Garcilaso y comunicarse con especialistas para aclarar las dudas. No, no podía ser sólo eso. La civilización debía consistir en crearse un destino.