La muchacha no era bonita ni interesante, y yo no estaba de humor para oír historias insulsas, tan comunes como el “cuento del tío”. Pero el comisario Carmelo Robledo, mi tío para más señas, no era del mismo parecer. Y allí estaba yo, en su despacho del primer piso del Departamento de Policía, tratando de armarme de paciencia y fingir una amabilidad y comprensión que no sentía, mientras el comisario, repantigado en su sillón giratorio, sonreía alentadoramente a la muchacha para que nos contara la triste historia de su drama…
Description:
La muchacha no era bonita ni interesante, y yo no estaba de humor para oír historias insulsas, tan comunes como el “cuento del tío”. Pero el comisario Carmelo Robledo, mi tío para más señas, no era del mismo parecer. Y allí estaba yo, en su despacho del primer piso del Departamento de Policía, tratando de armarme de paciencia y fingir una amabilidad y comprensión que no sentía, mientras el comisario, repantigado en su sillón giratorio, sonreía alentadoramente a la muchacha para que nos contara la triste historia de su drama…