SONJA seguía los movimientos de la anciana Henge con religiosa atención. La vieja había prendido la leña depositada sobre el hogar. Ramas delgadas, húmedas, sobre las que habían destilado mil nieves del invierno. Lógicamente la hoguera prendería con mucha dificultad. La vieja Henge no había utilizado cerillas, ni siquiera un mechero u otro medio normal para prender fuego a un montón de miserables ramas que goteaban sobre la ceniza fría. No, no había hecho nada de eso.
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SONJA seguía los movimientos de la anciana Henge con religiosa atención. La vieja había prendido la leña depositada sobre el hogar. Ramas delgadas, húmedas, sobre las que habían destilado mil nieves del invierno. Lógicamente la hoguera prendería con mucha dificultad. La vieja Henge no había utilizado cerillas, ni siquiera un mechero u otro medio normal para prender fuego a un montón de miserables ramas que goteaban sobre la ceniza fría. No, no había hecho nada de eso.