Era uno de esos días bochornosos y húmedos en que uno se pregunta la razón por la cual, en lugar de estarse tumbado en la playa, se encierra en la oficina en espera de algo tan hipotético como un cliente. Me había quitado la chaqueta, que colgaba del perchero como una bandera vencida, y sin embargo, el sudor seguía deslizándose a lo largo de mi espalda. Era un cosquilleo que no me gustaba en absoluto. Aflojé el nudo de la corbata, pero eso no me alivió en nada.
Description:
Era uno de esos días bochornosos y húmedos en que uno se pregunta la razón por la cual, en lugar de estarse tumbado en la playa, se encierra en la oficina en espera de algo tan hipotético como un cliente. Me había quitado la chaqueta, que colgaba del perchero como una bandera vencida, y sin embargo, el sudor seguía deslizándose a lo largo de mi espalda. Era un cosquilleo que no me gustaba en absoluto. Aflojé el nudo de la corbata, pero eso no me alivió en nada.