La caravana de carreras, después de haber escalado la abrupta ladera de las montañas que daban acceso al “cañón”, volvía a descender hacia el río por un camino angosto y serpenteante. Desde donde estaba ahora, empinándose sobre los estribos de su montura, Sídney Coleman podía ver a sus pies hasta tres tramos consecutivos del camino por dónde bajaban, entre chirriar de frenos y nubes de polvo, hasta una veintena de carretas de blancos y abarquillados toldos. Miró hacia el valle acariciando el paisaje con los ojos. Por aquí había pasado la última vez cuando abandonaba el valle. Dejaba atrás amigos entrañables, el recuerdo de su padre que allí quedaba para siempre durmiendo el sueño de los justos al pie de los álamos rumorosos, y la imagen grácil y dorada de Helen Limestone.
Description:
La caravana de carreras, después de haber escalado la abrupta ladera de las montañas que daban acceso al “cañón”, volvía a descender hacia el río por un camino angosto y serpenteante. Desde donde estaba ahora, empinándose sobre los estribos de su montura, Sídney Coleman podía ver a sus pies hasta tres tramos consecutivos del camino por dónde bajaban, entre chirriar de frenos y nubes de polvo, hasta una veintena de carretas de blancos y abarquillados toldos. Miró hacia el valle acariciando el paisaje con los ojos. Por aquí había pasado la última vez cuando abandonaba el valle. Dejaba atrás amigos entrañables, el recuerdo de su padre que allí quedaba para siempre durmiendo el sueño de los justos al pie de los álamos rumorosos, y la imagen grácil y dorada de Helen Limestone.