Y lo aceptó con tal espíritu de sacrificio que en muchos momentos comenzó a dudar de sí misma acabando por admitir la posibilidad de que, en sueños o sometida al influjo de algún poder maligno sin ella saberlo, hubiese recibido en su cuerpo la presencia física de un diablo enviado por el Príncipe de las Tinieblas, que hubiera engendrado en sus entrañas aquel fruto siniestro que había nacido sin ojos.
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Y lo aceptó con tal espíritu de sacrificio que en muchos momentos comenzó a dudar de sí misma acabando por admitir la posibilidad de que, en sueños o sometida al influjo de algún poder maligno sin ella saberlo, hubiese recibido en su cuerpo la presencia física de un diablo enviado por el Príncipe de las Tinieblas, que hubiera engendrado en sus entrañas aquel fruto siniestro que había nacido sin ojos.