No, no le podía culpar por conocer a alguien, mirarla a los ojos, charlar unos minutos y provocar semejante torrente de deseo. Se rendían a sus pies. Lucas se había independizado. Vivía en un espacioso apartamento y me contaba sus aventuras. Yo le escuchaba y, curiosamente, no me sentía celosa. Disfrutaba de él y seguiría disfrutando todo el tiempo que fuese posible.
Tras cada ausencia me regalaba una sorpresa. En una exposición celebrada en Londres vino a verme y me llevó a un club de intercambio de parejas. En Roma, mientras preparaba un reportaje, se presentó con una pareja de recién casados a los que había conocido y seducido en el avión. Les había prometido un reportaje personalizado ¿Qué sería lo próximo? ¿Hasta cuándo?
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No, no le podía culpar por conocer a alguien, mirarla a los ojos, charlar unos minutos y provocar semejante torrente de deseo. Se rendían a sus pies. Lucas se había independizado. Vivía en un espacioso apartamento y me contaba sus aventuras. Yo le escuchaba y, curiosamente, no me sentía celosa. Disfrutaba de él y seguiría disfrutando todo el tiempo que fuese posible.
Tras cada ausencia me regalaba una sorpresa. En una exposición celebrada en Londres vino a verme y me llevó a un club de intercambio de parejas. En Roma, mientras preparaba un reportaje, se presentó con una pareja de recién casados a los que había conocido y seducido en el avión. Les había prometido un reportaje personalizado ¿Qué sería lo próximo? ¿Hasta cuándo?