Lo que a Marta le parece en principio un simple hecho anecdótico y fruto de la casualidad, de repente, se convierte en la llave que promete abrir la puerta a un decisivo y crucial giro en su vida. Tal es la importancia de aprovechar el ofrecimiento de este cambio o no, que lo primero que se verá condicionado será mudar su actual situación laboral de desempleada. Ese maldito paro, al que la crisis la abocó hace ya demasiados meses, ahora que pasa ampliamente de los cuarenta. Dando un portazo a las dudas, y sopesando los pros y los contras, la protagonista opta por aprovechar la oportunidad de realizar en Madrid un curso de Fotografía Profesional, lo que la llevará a instalarse lejos de casa, de los suyos y principalmente de la rutina de los, hartos y profusos ya, días parejos. En el futuro, en la capital, le aborda el pasado que permanecía dormido, esperando ser rescatado, para conseguir rellenar las casillas que dejó en blanco hace más de veinte años, en sus años universitarios. El presente, lo vive en la plena disposición de avanzar, lidiando con los vaivenes de su corazón, que ha dejado de hacer preguntas, porque acepta las respuestas que la vida le va dando, siendo capaz de colocar, al fin, todo en su lugar.