Un frondoso castaño de gruesas y tupidas ramas, erguido en la cima del pequeño otero, prestaba una sombra agradable en la tarde fieramente calurosa de pleno verano. Teo Stampley, más conocido en lugares lejanos por el sobrenombre de «Manos Rojas», colocó el caballo debajo de las ramas y erguido en la silla miró un poco hacia abajo oteando el paisaje. A no mucha distancia se abría ante él un panorama bastante dilatado, pero exótico. La vega verde, con la nota rubia de bastantes sembrados y con las siluetas inconfundibles de algunos pequeños ranchos o granjas bastantes espaciosas, se extendía a derecha e izquierda frente a él y una calma letal parecía pesar sobre la tersura del paisaje.
Description:
Un frondoso castaño de gruesas y tupidas ramas, erguido en la cima del pequeño otero, prestaba una sombra agradable en la tarde fieramente calurosa de pleno verano. Teo Stampley, más conocido en lugares lejanos por el sobrenombre de «Manos Rojas», colocó el caballo debajo de las ramas y erguido en la silla miró un poco hacia abajo oteando el paisaje. A no mucha distancia se abría ante él un panorama bastante dilatado, pero exótico. La vega verde, con la nota rubia de bastantes sembrados y con las siluetas inconfundibles de algunos pequeños ranchos o granjas bastantes espaciosas, se extendía a derecha e izquierda frente a él y una calma letal parecía pesar sobre la tersura del paisaje.