—Cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno... ¡Cero! La famosa cuenta atrás aún parecía resonar en los oídos del agente, que había asistido al lanzamiento desde la gran cabina de control de la base de Hammada, en lo más profundo del Sahara argelino. Y aún parecía resonar en sus oídos el terrible estampido de la carga al estallar, segundos antes de que el cohete saltara hacia el espacio. Una fuerte sensación de irrealidad, una sensación de pesadilla flotaba en su cráneo.