El sheriff del condado de Kensington dijo desde la puerta de su despacho, mirando hacia lo alto de la colina: —¡Qué hermosa está la mansión de los Flaysburg! Creo que nunca la había visto igual. El presidente de la Junta de Vecinos se puso un cigarro en los labios y dijo por su parte: —Yo tampoco. Y eso que usted y yo llevamos muchos años viviendo en la ciudad, sheriff. Está fantástica. Es una auténtica maravilla verla.
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El sheriff del condado de Kensington dijo desde la puerta de su despacho, mirando hacia lo alto de la colina: —¡Qué hermosa está la mansión de los Flaysburg! Creo que nunca la había visto igual. El presidente de la Junta de Vecinos se puso un cigarro en los labios y dijo por su parte: —Yo tampoco. Y eso que usted y yo llevamos muchos años viviendo en la ciudad, sheriff. Está fantástica. Es una auténtica maravilla verla.