El hombre rubio encendió un largo cigarro y dijo con suavidad, como si hablase de algo sin importancia: —Colgadlo. Los movimientos de los tres verdugos —tres auténticos gigantes— eran implacables. —¡Malditos! ¡Hijos de zorra! ¡No podéis hacer eso conmigo! ¡El sheriff os hará colgar luego a vosotros! ¡Soltadme, perros!
Description:
El hombre rubio encendió un largo cigarro y dijo con suavidad, como si hablase de algo sin importancia: —Colgadlo. Los movimientos de los tres verdugos —tres auténticos gigantes— eran implacables. —¡Malditos! ¡Hijos de zorra! ¡No podéis hacer eso conmigo! ¡El sheriff os hará colgar luego a vosotros! ¡Soltadme, perros!