Cuando Jim Taylor fue alcanzado por aquella bala, no imaginaba que allí iba a empezar su condenada aventura. Y es muy posible que, caso de saberlo, Jim Taylor hubiese preferido morir. Los tres hombres tenían a su espalda la ciudad de Temple, cerca de lo que luego sería (y es en la actualidad) la importante zona militar de Fort Hood y tenían también el sol a su espalda, que era lo más importante. Jim Taylor lo tenía de cara y apenas podía verles. Fue eso lo que decidió las cosas. De lo contrario, Jim Taylor quizá hubiera sido más rápido. Vaciló unas décimas de segundo, mientras parpadeaba, y eso lo cambió todo. La bala le hizo girar sobre sí mismo. Sintió un pinchazo muy cerca del corazón y pensó que eso era la muerte. Curiosamente, sintió una extraña indiferencia. El suelo se acercó vertiginosamente a él.
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Cuando Jim Taylor fue alcanzado por aquella bala, no imaginaba que allí iba a empezar su condenada aventura. Y es muy posible que, caso de saberlo, Jim Taylor hubiese preferido morir. Los tres hombres tenían a su espalda la ciudad de Temple, cerca de lo que luego sería (y es en la actualidad) la importante zona militar de Fort Hood y tenían también el sol a su espalda, que era lo más importante. Jim Taylor lo tenía de cara y apenas podía verles. Fue eso lo que decidió las cosas. De lo contrario, Jim Taylor quizá hubiera sido más rápido. Vaciló unas décimas de segundo, mientras parpadeaba, y eso lo cambió todo. La bala le hizo girar sobre sí mismo. Sintió un pinchazo muy cerca del corazón y pensó que eso era la muerte. Curiosamente, sintió una extraña indiferencia. El suelo se acercó vertiginosamente a él.