El hombre estaba ahorcado dentro de la habitación. Oscilaba aún como un péndulo, lo cual indicaba que lo habían sacrificado muy poco antes. Podía decirse que todavía estaba en las convulsiones de la agonía. Leo dio un puntapié a la puerta, entró en la habitación y casi tropezó con los pies del ahorcado. Éste, con los ojos abiertos, parecía mirarle desde arriba. Leo manejó su pistola de reglamento, hizo un solo disparo y segó la cuerda. El muerto cayó al suelo con un ruido blando y fofo. —¡Condenada noche!
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El hombre estaba ahorcado dentro de la habitación. Oscilaba aún como un péndulo, lo cual indicaba que lo habían sacrificado muy poco antes. Podía decirse que todavía estaba en las convulsiones de la agonía. Leo dio un puntapié a la puerta, entró en la habitación y casi tropezó con los pies del ahorcado. Éste, con los ojos abiertos, parecía mirarle desde arriba. Leo manejó su pistola de reglamento, hizo un solo disparo y segó la cuerda. El muerto cayó al suelo con un ruido blando y fofo. —¡Condenada noche!