Cuando aquel jinete penetró en las tierras cálidas del maíz y del algodón, ante sus ojos fue extendiéndose un extraño paisaje de ruinas. Casi todos los ranchos estaban destruidos o habían sido incendiados; las señoriales mansiones del Sur no eran ahora más que caricaturas de lo que en otro tiempo fueron; de las inmensas plantaciones no quedaba nada, excepto algún arado abandonado y algún caballo de labor muerto y pudriéndose al sol. El jinete se detenía de vez en cuando, examinaba algún edificio y luego seguía adelante. Siempre adelante. Parecía como si un lejano viento le persiguiese, como si una voz le obligase a ir hacia el Sur, siempre más hacia el Sur, entre los campos castigados y las mansiones destruidas.
Description:
Cuando aquel jinete penetró en las tierras cálidas del maíz y del algodón, ante sus ojos fue extendiéndose un extraño paisaje de ruinas. Casi todos los ranchos estaban destruidos o habían sido incendiados; las señoriales mansiones del Sur no eran ahora más que caricaturas de lo que en otro tiempo fueron; de las inmensas plantaciones no quedaba nada, excepto algún arado abandonado y algún caballo de labor muerto y pudriéndose al sol. El jinete se detenía de vez en cuando, examinaba algún edificio y luego seguía adelante. Siempre adelante. Parecía como si un lejano viento le persiguiese, como si una voz le obligase a ir hacia el Sur, siempre más hacia el Sur, entre los campos castigados y las mansiones destruidas.