Description:

El alcaide de la prisión dejó el cigarro sobre un borde de la mesa e hizo una seña indicando la puerta. —Que pase —dijo. Su secretario abrió. El hombre que entró en el despacho hubiera llamado la atención en cualquier parte y también la llamaba allí. Era un tipo de hombros cuadrados y de facciones también cuadradas que parecían talladas en piedra. No vestía el uniforme de los presidiarios, sino que iba vestido como un vaquero. Pero no llevaba revólver ni sombrero. Por otra parte se notaba, por sus facciones algo pálidas, que había estado una buena temporada «a la sombra». El alcaide murmuró: —Acérquese, Scott. Scott se acercó hasta el borde de la mesa. Tenía una mirada un poco ausente y contemplaba la ventana del despacho como si no creyera que un poco más allá estaba la libertad.