Sí, amigos. Clive era lo que se dice un perro sarnoso, perseguido y pútrido. A Clive lo habían expulsado de Dallas, de San Francisco, de Wichita y de Amarillo. Ahora iban a expulsarlo de Abilene. Clive no tenía dónde caerse muerto. Clive, a pesar de ser joven, fuerte e ir bien vestido, era el hombre con menos esperanzas de la ciudad. El sheriff lo hizo llamar a su despacho. El sheriff quería una barbaridad a Clive. Como si fuera un hijo para él.
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Sí, amigos. Clive era lo que se dice un perro sarnoso, perseguido y pútrido. A Clive lo habían expulsado de Dallas, de San Francisco, de Wichita y de Amarillo. Ahora iban a expulsarlo de Abilene. Clive no tenía dónde caerse muerto. Clive, a pesar de ser joven, fuerte e ir bien vestido, era el hombre con menos esperanzas de la ciudad. El sheriff lo hizo llamar a su despacho. El sheriff quería una barbaridad a Clive. Como si fuera un hijo para él.