El hombre era alto, peludo como un oso y con los andares un poco indecisos del que en la vida ha dado muy pocos pasos, porque desde los tres meses está montado a caballo. Naturalmente, tenía las piernas arqueadas, tan arqueadas que, según algunos, por entre las piernas podía pasar una locomotora. Producía una impresión entre temible y repulsiva a la vez, pero evidentemente era uno de esos tipos que no pueden ser mirados con indiferencia. A Clark se lo señalaron cuando el otro no había llegado aún.
Description:
El hombre era alto, peludo como un oso y con los andares un poco indecisos del que en la vida ha dado muy pocos pasos, porque desde los tres meses está montado a caballo. Naturalmente, tenía las piernas arqueadas, tan arqueadas que, según algunos, por entre las piernas podía pasar una locomotora. Producía una impresión entre temible y repulsiva a la vez, pero evidentemente era uno de esos tipos que no pueden ser mirados con indiferencia. A Clark se lo señalaron cuando el otro no había llegado aún.