Barklay fue contando: —Cinco… Los latigazos resonaban lúgubremente en el silencio del patio. El propio verdugo de Yuma era el encargado de administrar los castigos. La fuerza de su brazo era terrible. La cinta de cuero se enroscaba al cuerpo del desdichado como una serpiente ávida, y parecía a ir a partirlo en pedazos. —Seis… —Siete… El verdugo se detuvo un momento.
Description:
Barklay fue contando: —Cinco… Los latigazos resonaban lúgubremente en el silencio del patio. El propio verdugo de Yuma era el encargado de administrar los castigos. La fuerza de su brazo era terrible. La cinta de cuero se enroscaba al cuerpo del desdichado como una serpiente ávida, y parecía a ir a partirlo en pedazos. —Seis… —Siete… El verdugo se detuvo un momento.