LA mujer cruzó lentamente el paso de peatones, mientras vigilaba con el rabillo del ojo las intermitencias de la luz color ámbar. Pensó que era una tontería mantener el semáforo en servicio durante toda la noche. Al fin y al cabo por allí no iba a pasar ningún automóvil a aquella hora. La mole de la catedral de San Pedro destacaba como un extraño y enorme fantasma que flotase en la niebla. Londres es una ciudad donde la gente se levanta temprano para trabajar, aunque luego la jornada sea bastante reducida. Por las cercanías de la vieja catedral protestante, no hay apenas tráfico a las tres de la madrugada.
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LA mujer cruzó lentamente el paso de peatones, mientras vigilaba con el rabillo del ojo las intermitencias de la luz color ámbar. Pensó que era una tontería mantener el semáforo en servicio durante toda la noche. Al fin y al cabo por allí no iba a pasar ningún automóvil a aquella hora. La mole de la catedral de San Pedro destacaba como un extraño y enorme fantasma que flotase en la niebla. Londres es una ciudad donde la gente se levanta temprano para trabajar, aunque luego la jornada sea bastante reducida. Por las cercanías de la vieja catedral protestante, no hay apenas tráfico a las tres de la madrugada.