El juez Slump se acarició la barba, y miró al viejo Hillary con aires de suficiencia. —¿Dices que Rex Haley ha vuelto? ¿Cómo lo sabes? —Glover le vio cerca de su antiguo rancho, y vino corriendo a avisarme. ¡Era Rex Haley, lo juro! Los ojos del juez Slump reflejaban inquietud cuando dijo: —Ahora, Haley tendrá unos veintitrés o veinticuatro años, y si en presidio no le cortaron los dedos, será con el revólver un adversario más temible que nunca.
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El juez Slump se acarició la barba, y miró al viejo Hillary con aires de suficiencia. —¿Dices que Rex Haley ha vuelto? ¿Cómo lo sabes? —Glover le vio cerca de su antiguo rancho, y vino corriendo a avisarme. ¡Era Rex Haley, lo juro! Los ojos del juez Slump reflejaban inquietud cuando dijo: —Ahora, Haley tendrá unos veintitrés o veinticuatro años, y si en presidio no le cortaron los dedos, será con el revólver un adversario más temible que nunca.