El secretario judicial de la ciudad de San Luis se puso en pie y gritó desde la puerta: —¡Audiencia pública! La gente que esperaba fuera empezó a entrar en número considerable, hasta el extremo de que apenas un par de minutos después la sala estaba llena. Y eso que era una de las salas de juzgado más grandes que había en toda la cuenca del Mississippi.
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El secretario judicial de la ciudad de San Luis se puso en pie y gritó desde la puerta: —¡Audiencia pública! La gente que esperaba fuera empezó a entrar en número considerable, hasta el extremo de que apenas un par de minutos después la sala estaba llena. Y eso que era una de las salas de juzgado más grandes que había en toda la cuenca del Mississippi.