Una vez, me llamó para que fuera a su cuarto. Su madre tendía la ropa en la azotea. No había nadie más en su casa.

―¡Pablo! ¡Ven un momento!

Un minuto después, entré a su habitación, con la cabeza gacha, distraído con la pantalla del móvil.

―¿Te gusta? ―me pregunta.

Levanto la mirada y me la encuentro sentada al borde de la cama, en ropa interior, con una muñeca entre los brazos. La mecía como si se tratara de un bebé, con la cara de plástico pegada a sus enormes pechos. Begoña tenía las piernas un poco abiertas, y me quedé mirando unos segundos la sombra oscura que ocultaba la tela blanca de sus braguitas.

―¿La… muñeca? ―le dije yo, con los ojos como platos.

―Sí. ¿Te gusta? ―me insiste.

―No sé… No ―le digo.

―Pues debería. Algún día tendrás un hijito ―me suelta.

Yo no supe muy bien qué hacer o qué decir. La seguí mirando abobado. No veía más que curvas, carne y ropa interior.

―¿Quieres ver cómo le doy de comer?

Yo me quedo como petrificado. No puedo apartar mis ojos de ella.

―Mira ―me dice, y se echa mano al sujetador. Se saca un precioso pecho, lo aprieta con los dedos y lo acerca a la boca de la muñeca―. ¿Ves? ―me sigue explicando―. Hay que alimentarla así para que crezca. Tú también chupabas así cuando eras pequeñito.

Este es solo un fragmento de una de las cinco historias que componen este libro. Podrás espiar a Begoña mientras lleva a cabo sus astutas maquinaciones; serás testigo de la secreta atracción que sienten Montalvo y la madre de su novia; averiguarás cuál es ese misterioso «regalo de cumpleaños» que le espera a Priscilla DaConte en una habitación de hotel... ¿Acaso ocurren cosas así? ¿Y qué habría hecho una chica confiada en esa misma situación? Quizás... ¡¡encargar el mismo regalo!!

Si eres amante de la erótica, estas cinco nuevas escenas no te dejarán indiferente. Aparte de una lectura muy entretenida, tendrás garantizadas altas dosis de tensión, morbo, romanticismo y, por supuesto..., excitación.