Los trozos de tronco que se quemaban en la gran chimenea daban una temperatura muy agradable al enorme salón del rancho Bighorn, donde el propietario del mismo conversaba con su capataz. Si alguien les observase a través de una ventana desde el exterior, no tardaría mucho en comprender, a juzgar por la expresión de sus rostros así como por sus gesticulaciones y nerviosismo, que el tema de conversación que debían debatir era preocupante para ellos.
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Los trozos de tronco que se quemaban en la gran chimenea daban una temperatura muy agradable al enorme salón del rancho Bighorn, donde el propietario del mismo conversaba con su capataz. Si alguien les observase a través de una ventana desde el exterior, no tardaría mucho en comprender, a juzgar por la expresión de sus rostros así como por sus gesticulaciones y nerviosismo, que el tema de conversación que debían debatir era preocupante para ellos.