El jinete, desmontando ante el taller del herrero, entró decidido en el mismo. —¡Eh, viejo zorro! ¡Deja de trabajar y vayamos a echar un trago! El herrero, dejando lo que estaba haciendo, miró con simpatía al joven vaquero, y mientras se secaba con un sucio pañuelo el sudor que cubría su ancha y despejada frente, dijo: —¡No es mala idea, larguirucho! ¡Sobre todo pensando que la última vez que nos vimos pagué yo! ¡Hoy tendrás que pagar el trago y la comida! Pero antes deja que me lave un poco ... —Ayer estuvo Ana en mi rancho, ¿no te dijo nada?
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El jinete, desmontando ante el taller del herrero, entró decidido en el mismo. —¡Eh, viejo zorro! ¡Deja de trabajar y vayamos a echar un trago! El herrero, dejando lo que estaba haciendo, miró con simpatía al joven vaquero, y mientras se secaba con un sucio pañuelo el sudor que cubría su ancha y despejada frente, dijo: —¡No es mala idea, larguirucho! ¡Sobre todo pensando que la última vez que nos vimos pagué yo! ¡Hoy tendrás que pagar el trago y la comida! Pero antes deja que me lave un poco ... —Ayer estuvo Ana en mi rancho, ¿no te dijo nada?