—¡Silencio!... ¡No quisiera verme obligado a mandar despejar la sala! Y el honorable juez Custer golpeó con el mazo de madera sobre la mesa. Estaba muy incomodado por los murmullos, que no dejaban entenderse. La aglomeración era excesiva en el nuevo local de la escuela, construida por subscripción pública y que instituía el más grande orgullo de Sansas City.
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—¡Silencio!... ¡No quisiera verme obligado a mandar despejar la sala! Y el honorable juez Custer golpeó con el mazo de madera sobre la mesa. Estaba muy incomodado por los murmullos, que no dejaban entenderse. La aglomeración era excesiva en el nuevo local de la escuela, construida por subscripción pública y que instituía el más grande orgullo de Sansas City.