—¡Quieto, «Slight»! Este debe ser el valle... Y el jinete, desmontando, acarició al caballo, que movía las orejas con inquietud. —¿Qué te pasa? —preguntó el jinete. La respuesta del animal fue relinchar, al mismo tiempo que sus patas delanteras aplastaban a la mayor serpiente de cascabel que había visto el jinete, y eran muchas las que había matado. —Gracias, «Slight» —añadió el jinete—. ¿Esa era tu inquietud? Debí suponerlo. Pero estaba pensando en este valle. Estas ruinas son las de la posta, destruida por el ataque de los indios. Así que ha de estar cerca la tumba que buscamos.
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—¡Quieto, «Slight»! Este debe ser el valle... Y el jinete, desmontando, acarició al caballo, que movía las orejas con inquietud. —¿Qué te pasa? —preguntó el jinete. La respuesta del animal fue relinchar, al mismo tiempo que sus patas delanteras aplastaban a la mayor serpiente de cascabel que había visto el jinete, y eran muchas las que había matado. —Gracias, «Slight» —añadió el jinete—. ¿Esa era tu inquietud? Debí suponerlo. Pero estaba pensando en este valle. Estas ruinas son las de la posta, destruida por el ataque de los indios. Así que ha de estar cerca la tumba que buscamos.