No era un secreto para los habitantes de la región el odio que Enrique Mendoza sentía hacia los americanos así como a los mexicanos que les habían ayudado a apoderarse de California. La gran ilusión de don Enrique seguía siendo convertir California en una pequeña república o en un territorio independiente. La hacienda de don Enrique era tan grande, que no podía recorrerse en un día a caballo, pero no obstante, poco a poco había ido adquiriendo terrenos limítrofes hasta poseer una enorme extensión que dedicó a la cría de ganado, y en especial caballos, a los que era muy aficionado. Los suyos triunfaban casi siempre en las carreras de Monterrey.
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No era un secreto para los habitantes de la región el odio que Enrique Mendoza sentía hacia los americanos así como a los mexicanos que les habían ayudado a apoderarse de California. La gran ilusión de don Enrique seguía siendo convertir California en una pequeña república o en un territorio independiente. La hacienda de don Enrique era tan grande, que no podía recorrerse en un día a caballo, pero no obstante, poco a poco había ido adquiriendo terrenos limítrofes hasta poseer una enorme extensión que dedicó a la cría de ganado, y en especial caballos, a los que era muy aficionado. Los suyos triunfaban casi siempre en las carreras de Monterrey.