Ross River no pudo contener la risa al escuchar las exclamaciones de su compañero de fatigas. Hacía más de dos semanas que un implacable sheriff, acompañado de cinco hombres más, les iban pisando los talones sin desistir lo más mínimo en su empeño de dar alcance a los dos cuatreros, como así los consideraban, que prometió colgar en Eureka, pueblo en el que representaba la ley. Sin embargo, los perseguidores, que no eran desconocedores del terreno que pisaban, viéronse obligados a poner una limitación en la marcha.
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Ross River no pudo contener la risa al escuchar las exclamaciones de su compañero de fatigas. Hacía más de dos semanas que un implacable sheriff, acompañado de cinco hombres más, les iban pisando los talones sin desistir lo más mínimo en su empeño de dar alcance a los dos cuatreros, como así los consideraban, que prometió colgar en Eureka, pueblo en el que representaba la ley. Sin embargo, los perseguidores, que no eran desconocedores del terreno que pisaban, viéronse obligados a poner una limitación en la marcha.