El llamado Mills obedeció, aunque refunfuñando. Taylor y él fueron a sentarse a la mesa que había al lado del otro grupo, donde no conseguían ponerse de acuerdo tampoco. La conversación entre éstos y Taylor fue iniciada de un modo accidental. Había que tener un local para vender las reses que los cazadores irían matando. De las otras sólo aprovecharían las pieles, que era lo que en el Este tenía valor.
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El llamado Mills obedeció, aunque refunfuñando. Taylor y él fueron a sentarse a la mesa que había al lado del otro grupo, donde no conseguían ponerse de acuerdo tampoco. La conversación entre éstos y Taylor fue iniciada de un modo accidental. Había que tener un local para vender las reses que los cazadores irían matando. De las otras sólo aprovecharían las pieles, que era lo que en el Este tenía valor.