Entre los recién llegados al saloon de Joe el Irlandés, se encontraba un mozo gigantesco, que sobresalía unas pulgadas de los más altos que había apoyados al mostrador, y que con su rostro infantil, por la ausencia de vello, tenía un aspecto de ingenuidad que hacíale sugestivo. El encargado del Registro de la Propiedad era molestado constantemente con las denuncias de nuevos «Placeres» o «Filones», cuyos datos geográficos eran de lo más curioso que pueda imaginarse.
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Entre los recién llegados al saloon de Joe el Irlandés, se encontraba un mozo gigantesco, que sobresalía unas pulgadas de los más altos que había apoyados al mostrador, y que con su rostro infantil, por la ausencia de vello, tenía un aspecto de ingenuidad que hacíale sugestivo. El encargado del Registro de la Propiedad era molestado constantemente con las denuncias de nuevos «Placeres» o «Filones», cuyos datos geográficos eran de lo más curioso que pueda imaginarse.