Los cow-boys dejaron de hablar, abandonando los caballos que sostenían hasta entonces de la brida. El cocinero golpeó un trozo de raíl que había colgando junto a la puerta de la cocina y los sonidos metálicos, como si se tratara de una aguda campana, se extendieron por la pradera. El comedor para los cow-boys era amplio. Una mesa a cada lado de la pared y alrededor de aquella unos toscos bancos corridos servían de asiento a los comensales.
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Los cow-boys dejaron de hablar, abandonando los caballos que sostenían hasta entonces de la brida. El cocinero golpeó un trozo de raíl que había colgando junto a la puerta de la cocina y los sonidos metálicos, como si se tratara de una aguda campana, se extendieron por la pradera. El comedor para los cow-boys era amplio. Una mesa a cada lado de la pared y alrededor de aquella unos toscos bancos corridos servían de asiento a los comensales.