PORTIUS Munsker, al terminar la guerra de Secesión, se vio con una brillante licencia en el bolsillo, un par de medallas bien ganadas, tres cicatrices ocultas bajo la ajada guerrera, unas insignias de sargento que ya no tenían valor alguno y unos cincuenta dólares por capital. Todo ello testimonio de un pasado muy glorioso y emotivo, pero nada valioso para un porvenir muy incierto.
Description:
PORTIUS Munsker, al terminar la guerra de Secesión, se vio con una brillante licencia en el bolsillo, un par de medallas bien ganadas, tres cicatrices ocultas bajo la ajada guerrera, unas insignias de sargento que ya no tenían valor alguno y unos cincuenta dólares por capital. Todo ello testimonio de un pasado muy glorioso y emotivo, pero nada valioso para un porvenir muy incierto.