La ventisca no amainaba. Llevaban ya dos semanas así, y la temperatura seguía bajando. El viento ululaba, proveniente del Norte, castigando la pradera. Y todas las reses se movían hacia el sur, en la dirección del viento, en busca de la esperanza, del buen tiempo. Poco podían hacer por ellas Clyde Burton y sus hombres.
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La ventisca no amainaba. Llevaban ya dos semanas así, y la temperatura seguía bajando. El viento ululaba, proveniente del Norte, castigando la pradera. Y todas las reses se movían hacia el sur, en la dirección del viento, en busca de la esperanza, del buen tiempo. Poco podían hacer por ellas Clyde Burton y sus hombres.