En el húmedo y oloroso castillo de proa, un hombre corpulento, de amplios hombros, estaba sentado ante una estropeada mesa, con los pies separados, a fin de conservar el equilibrio debido al balanceo del buque. Colgada de una viga del techo había una lámpara de latón, con la mecha muy corta, y a su difusa claridad el hombre examinaba una carta de navegar, raída y manchada de sudor.
Description:
En el húmedo y oloroso castillo de proa, un hombre corpulento, de amplios hombros, estaba sentado ante una estropeada mesa, con los pies separados, a fin de conservar el equilibrio debido al balanceo del buque. Colgada de una viga del techo había una lámpara de latón, con la mecha muy corta, y a su difusa claridad el hombre examinaba una carta de navegar, raída y manchada de sudor.