No necesita atarme, pero ojalá lo haga… Karol: Mi padre, Markov, me tiene en casa como parte del mobiliario. A la espera de que su mata alcance un puesto dominante en el país… o usarme como comodín, intercambiándome a la competencia por más poder. A un mafioso como él le importa más el territorio que su propia hija, así que solamente las paredes y el vodka me hacen compañía en esta celda de cristal. Y entonces, mi fantasía más oscura, ardiente y sádica me amordazó, ató y sacó por la ventana, no sin antes acabar con mis “guardaespaldas” de dos disparos con silenciador. Un hombre duro, implacable, imbatible e irresistiblemente atractivo, que no necesita atarme y amordazarme para que me comporte… pero que puede hacerlo si así lo desea. Luka: Era un trabajo simple, aunque no fácil. Entrar en la mansión de Markov — dejando un reguero de cuerpos, en el mejor de los casos, inconscientes —, localizar a Karol, secuestrarla y entregarla sana y salva, sin un rasguño. Sin embargo, ella era letra pequeña en el contrato. La mujer más bella de Rusia, capaz de soportar estar a mi lado, con todo lo que implicaba, y suplicar por más… algo que simplemente no podía rechazar. Adictiva, peligrosa y frenética. Como yo. Así que aquí estamos, al borde del abismo, juntos.
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No necesita atarme, pero ojalá lo haga… Karol: Mi padre, Markov, me tiene en casa como parte del mobiliario. A la espera de que su mata alcance un puesto dominante en el país… o usarme como comodín, intercambiándome a la competencia por más poder. A un mafioso como él le importa más el territorio que su propia hija, así que solamente las paredes y el vodka me hacen compañía en esta celda de cristal. Y entonces, mi fantasía más oscura, ardiente y sádica me amordazó, ató y sacó por la ventana, no sin antes acabar con mis “guardaespaldas” de dos disparos con silenciador. Un hombre duro, implacable, imbatible e irresistiblemente atractivo, que no necesita atarme y amordazarme para que me comporte… pero que puede hacerlo si así lo desea. Luka: Era un trabajo simple, aunque no fácil. Entrar en la mansión de Markov — dejando un reguero de cuerpos, en el mejor de los casos, inconscientes —, localizar a Karol, secuestrarla y entregarla sana y salva, sin un rasguño. Sin embargo, ella era letra pequeña en el contrato. La mujer más bella de Rusia, capaz de soportar estar a mi lado, con todo lo que implicaba, y suplicar por más… algo que simplemente no podía rechazar. Adictiva, peligrosa y frenética. Como yo. Así que aquí estamos, al borde del abismo, juntos.