El alcaide de la penitenciaría de Houston, Warner Barrow, observó a los cuatro periodistas que acababan de entrar en su despacho. —Bienvenidos, caballeros —dijo. John Mackaill, enviado especial del New York Times, planteó la primera cuestión. —Alcaide —carraspeó—, todos estamos al corriente de lo que Eric Morton ha estado diciendo desde que lo atraparon… Desafió a la justicia, asegurando que él no sería ahorcado.
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El alcaide de la penitenciaría de Houston, Warner Barrow, observó a los cuatro periodistas que acababan de entrar en su despacho. —Bienvenidos, caballeros —dijo. John Mackaill, enviado especial del New York Times, planteó la primera cuestión. —Alcaide —carraspeó—, todos estamos al corriente de lo que Eric Morton ha estado diciendo desde que lo atraparon… Desafió a la justicia, asegurando que él no sería ahorcado.