El estruendo de la pianola de cuerda había servido a Mike Nostard para orientarse. Cruzó el umbral y vio un ancho corredor con puertas a derecha e izquierda, que daban a espaciosos recintos. La abundancia de departamentos le hizo dudar en colocarse en uno u otro. Justo en aquel momento, brotó un cuerpo humano de una de las puertas. Lo hizo tan inesperadamente, que Mike descendió la diestra hacia la culata del «Cok», en un movimiento instintivo.
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El estruendo de la pianola de cuerda había servido a Mike Nostard para orientarse. Cruzó el umbral y vio un ancho corredor con puertas a derecha e izquierda, que daban a espaciosos recintos. La abundancia de departamentos le hizo dudar en colocarse en uno u otro. Justo en aquel momento, brotó un cuerpo humano de una de las puertas. Lo hizo tan inesperadamente, que Mike descendió la diestra hacia la culata del «Cok», en un movimiento instintivo.