El alcalde de Unionville, William Nilsson, lanzó una carcajada. —Esto es una bomba… Una auténtica bomba… Su secretario Clark Blood reía también. Cada uno de ellos tenía en las manos un ejemplar del diario El Centinela de Unionville. —Acaba de barrer a su rival, alcalde —dijo Clark Blood—. Desde ahora, ningún ciudadano votará a Preston Collier. —Eso es lo que yo creo.
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El alcalde de Unionville, William Nilsson, lanzó una carcajada. —Esto es una bomba… Una auténtica bomba… Su secretario Clark Blood reía también. Cada uno de ellos tenía en las manos un ejemplar del diario El Centinela de Unionville. —Acaba de barrer a su rival, alcalde —dijo Clark Blood—. Desde ahora, ningún ciudadano votará a Preston Collier. —Eso es lo que yo creo.