Ya lo tenía a su alcance. Ahora no se le podía escapar. Lo había seguido durante largos días a través de aquellas montañas. En un par de ocasiones creyó que al fin podría atraparlo. Pero se le escapó, a pesar de sus precauciones. Ahora no podía consentir un fallo. Si lograba burlarlo otra vez, Bill Emerson llegaría a los grandes bosques y entonces podría considerarlo perdido. Incluso, Bill Emerson podría prepararle una trampa en cualquier lugar de aquel inmenso territorio lleno de grandes abetos y pinos.