Suzanne Ducau se estaba probando bikinis frente al espejo. Sonrió al ver su imagen con aquel modelo, dos trapitos azules con lunares blancos. ¿Cuántas veces había oído decir que el bikini sólo sentaba bien a las chicas entre dieciséis y veinte años? Allí estaba ella con veintisiete primaveras, para demostrar que tal regla admitía muy brillantes excepciones. Y Suzanne Ducau era una brillante y honrada excepción. Estaba segura de producir impacto en toda clase de hombres. Solteros, casados y viudos. En aquel momento sonó el timbre de la puerta. Titubeó unos momentos. Oh, sí, debía de ser Patrick. Observó su reloj. Era justamente la hora _en que Patrick le había dicho que pasaría por su casa. ¿Y quién mejor que Patrick, un vividor, un play-boy, para decidir acerca de bikinis? Salió al living y abrió la puerta.
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Suzanne Ducau se estaba probando bikinis frente al espejo. Sonrió al ver su imagen con aquel modelo, dos trapitos azules con lunares blancos. ¿Cuántas veces había oído decir que el bikini sólo sentaba bien a las chicas entre dieciséis y veinte años? Allí estaba ella con veintisiete primaveras, para demostrar que tal regla admitía muy brillantes excepciones. Y Suzanne Ducau era una brillante y honrada excepción. Estaba segura de producir impacto en toda clase de hombres. Solteros, casados y viudos. En aquel momento sonó el timbre de la puerta. Titubeó unos momentos. Oh, sí, debía de ser Patrick. Observó su reloj. Era justamente la hora _en que Patrick le había dicho que pasaría por su casa. ¿Y quién mejor que Patrick, un vividor, un play-boy, para decidir acerca de bikinis? Salió al living y abrió la puerta.