Pedro Sánchez, propietario del Salón Mexicano de Santa Rosa, pegó un puñetazo en el mostrador mientras gritaba: —¡No hay más tequila, Ramón! Me debes siete dólares. ¿Qué iba a ser de mí si a ti y a los demás os concediera más crédito? ¿Qué te pasa? ¿Por qué no trabajas? Tienes dos brazos y dos piernas como los demás y hasta eres joven. Yo a tu edad iba por esas tierras tratando de ganarme un jornal. Pero tú no. Tú has de esperar a que todo caiga del cielo. El sermoneado Ramón hizo una mueca contemplando el vaso vacío que Pedro se resistía a llenar y rezongó: —Uno no más, viejo. Es poco lo que te pido.
Description:
Pedro Sánchez, propietario del Salón Mexicano de Santa Rosa, pegó un puñetazo en el mostrador mientras gritaba: —¡No hay más tequila, Ramón! Me debes siete dólares. ¿Qué iba a ser de mí si a ti y a los demás os concediera más crédito? ¿Qué te pasa? ¿Por qué no trabajas? Tienes dos brazos y dos piernas como los demás y hasta eres joven. Yo a tu edad iba por esas tierras tratando de ganarme un jornal. Pero tú no. Tú has de esperar a que todo caiga del cielo. El sermoneado Ramón hizo una mueca contemplando el vaso vacío que Pedro se resistía a llenar y rezongó: —Uno no más, viejo. Es poco lo que te pido.