Cuando abandoné el colegio Granjer eran más de las nueve de la noche. Llovía a cántaros y yo —estúpida de mí— había olvidado el paraguas. Me recriminé a mí misma durante unos minutos, mientras los automóviles cruzaban veloces sobre el mar de tinta chica del asfalto. Bajo la marquesina del colegio, encendí un cigarrillo y di unas furiosas chupadas… antes de que una fría ráfaga de lluvia me lo humedeciera: tiré el pitillo deshecho al suelo y me maldije mentalmente por mi falta de previsión. Aguardé, esperanzada, a que pasara un taxi. Por desgracia, la calle Hoover era una arteria poco importante y los taxis torcían en la esquina de Kennedy Avenue, más concurrida y transitada.
Description:
Cuando abandoné el colegio Granjer eran más de las nueve de la noche. Llovía a cántaros y yo —estúpida de mí— había olvidado el paraguas. Me recriminé a mí misma durante unos minutos, mientras los automóviles cruzaban veloces sobre el mar de tinta chica del asfalto. Bajo la marquesina del colegio, encendí un cigarrillo y di unas furiosas chupadas… antes de que una fría ráfaga de lluvia me lo humedeciera: tiré el pitillo deshecho al suelo y me maldije mentalmente por mi falta de previsión. Aguardé, esperanzada, a que pasara un taxi. Por desgracia, la calle Hoover era una arteria poco importante y los taxis torcían en la esquina de Kennedy Avenue, más concurrida y transitada.