Todo era extraordinario. Incluso ella. Esto fue lo que pensé al verla, aún sin saber por qué estaba allí, y cuál iba a ser su petición. Desde luego, no me cabía en la cabeza que una mujer como Doris Presle hubiera ido a verme, y a mi propio apartamento. Doris es un monumento de mujer. La he visto tanto en traje de noche como en «bikini».
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Todo era extraordinario. Incluso ella. Esto fue lo que pensé al verla, aún sin saber por qué estaba allí, y cuál iba a ser su petición. Desde luego, no me cabía en la cabeza que una mujer como Doris Presle hubiera ido a verme, y a mi propio apartamento. Doris es un monumento de mujer. La he visto tanto en traje de noche como en «bikini».