CAROL Miller dio el último retoque a su cabello, rubio, ni corto ni largo, pero suave y brillante, digno de ser acariciado. También su rostro merecía ser acariciado. Ovalo perfecto, ojos azules, grandes y luminosos, orlados de sedosas pestañas, naricilla simpática, labios carnosos y sensuales... Un rostro bellísimo, en suma. Carol se levantó de la banqueta del tocador.
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CAROL Miller dio el último retoque a su cabello, rubio, ni corto ni largo, pero suave y brillante, digno de ser acariciado. También su rostro merecía ser acariciado. Ovalo perfecto, ojos azules, grandes y luminosos, orlados de sedosas pestañas, naricilla simpática, labios carnosos y sensuales... Un rostro bellísimo, en suma. Carol se levantó de la banqueta del tocador.