En 1972, cuando tenía 15 años, y estaba interno en el Seminario de Huesca, escribí este ensayo. La figura de don Pedro de Luna y Gotor siempre me ha resultado carismática, única, digna del mayor elogio. La tozudez no era tal, sino la confianza en sus propios argumentos y mejor Derecho a ostentar el Papado que cualquiera de sus oponentes. Su teoría de la superioridad del Papa sobre los Obispos, y los Concilios, ha sido confirmada con posterioridad por la propia Historia de la Iglesia. Casi cuarenta años después, en 2009, informé como Fiscal en Zaragoza, a favor de entregar la cabeza del Papa Luna, que unos desalmados habían sustraído del abandonado Palacio familiar en Saviñán, al Gobierno de Aragón. Entendí que sus restos son Patrimonio Histórico y Cultural, y debían estar bajo la tutela pública, pues es lo mínimo que se merece, tras ser sucesivamente profanados por los franceses, en la invasión napoleónica, y por los citados delincuentes. Descanse en paz el único Papa Aragonés que hemos tenido.
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En 1972, cuando tenía 15 años, y estaba interno en el Seminario de Huesca, escribí este ensayo. La figura de don Pedro de Luna y Gotor siempre me ha resultado carismática, única, digna del mayor elogio. La tozudez no era tal, sino la confianza en sus propios argumentos y mejor Derecho a ostentar el Papado que cualquiera de sus oponentes. Su teoría de la superioridad del Papa sobre los Obispos, y los Concilios, ha sido confirmada con posterioridad por la propia Historia de la Iglesia. Casi cuarenta años después, en 2009, informé como Fiscal en Zaragoza, a favor de entregar la cabeza del Papa Luna, que unos desalmados habían sustraído del abandonado Palacio familiar en Saviñán, al Gobierno de Aragón. Entendí que sus restos son Patrimonio Histórico y Cultural, y debían estar bajo la tutela pública, pues es lo mínimo que se merece, tras ser sucesivamente profanados por los franceses, en la invasión napoleónica, y por los citados delincuentes. Descanse en paz el único Papa Aragonés que hemos tenido.