Me llaman Dick «el renegado». Nunca me lo han dicho en la cara, pero yo lo sé. En realidad, no me importa. ¿Puede importarme ya nada? Actualmente resido en Nueva York. Ocupo un cuarto en la pensión de Mistress Rowe. Mi ventana da a la South Street. Por las noches, como ahora, me gusta contemplar el espectáculo del East River, surcado periódicamente por las luces de los ferries que, desde el Hudson, dan la vuelta a Manhatan, uniendo Jersey City con Queens, que enciende su luminaria en la otra orilla. Esto al fondo.
Description:
Me llaman Dick «el renegado». Nunca me lo han dicho en la cara, pero yo lo sé. En realidad, no me importa. ¿Puede importarme ya nada? Actualmente resido en Nueva York. Ocupo un cuarto en la pensión de Mistress Rowe. Mi ventana da a la South Street. Por las noches, como ahora, me gusta contemplar el espectáculo del East River, surcado periódicamente por las luces de los ferries que, desde el Hudson, dan la vuelta a Manhatan, uniendo Jersey City con Queens, que enciende su luminaria en la otra orilla. Esto al fondo.