El Constellation, de la Pan American Airway, procedente de Mérida (México), acababa de aterrizar en el aeropuerto de Rancho Boyeros, en La Habana. Los viajeros, en su mayoría sudamericanos de atezados rostros y de pómulos salientes, se aprestaron para saltar tierra no bien los empleados del campo acoplaron la escalerilla metálica. En uno de los asientos dobles del aparato, dos hombres miraban por el cristal de la ventanilla. Ambos eran fuertes, corpulentos, y hablaban en inglés, notándose en uno de ellos un fuerte acento italiano.