DONDEQUIERA que pastaran los bisontes, se echara el lazo al ganado o los mustangos movieran sus colas luchando, los hombres hablaban de Bijah Catlow. Era un hombre de pelo en pecho, de la tierra de la «brazada», río Nueces abajo y era capaz de montar todo lo que tuviera pelo. Se jactaba de que podía vencer luchando, cabalgando, hablando y disputando el amor de una mujer, a cualquier hombre del mundo, y estaba dispuesto a aceptar desafíos en cualquier momento o lugar.
Description:
DONDEQUIERA que pastaran los bisontes, se echara el lazo al ganado o los mustangos movieran sus colas luchando, los hombres hablaban de Bijah Catlow. Era un hombre de pelo en pecho, de la tierra de la «brazada», río Nueces abajo y era capaz de montar todo lo que tuviera pelo. Se jactaba de que podía vencer luchando, cabalgando, hablando y disputando el amor de una mujer, a cualquier hombre del mundo, y estaba dispuesto a aceptar desafíos en cualquier momento o lugar.