MUCHAS veces lo supo por boca de su padre. Los tiempos eran difíciles. La afluencia de emigrantes, y entre ellos de gente indeseable, producto de la guerra terminada recientemente, convertían la frontera en un infierno. La ley la encarnaban las pistolas. Ningún código legal podía aplicarse a los delincuentes, porque faltaba la fuerza fundamental para mantenerlo, para hacer que se respetara a rajatabla. No queda decir esto que faltara en Pinos Altos un representante legal, impuesto por unas elecciones que, si bien no aparecían claras y terminantes, al menos llevaron el viso de legales.
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MUCHAS veces lo supo por boca de su padre. Los tiempos eran difíciles. La afluencia de emigrantes, y entre ellos de gente indeseable, producto de la guerra terminada recientemente, convertían la frontera en un infierno. La ley la encarnaban las pistolas. Ningún código legal podía aplicarse a los delincuentes, porque faltaba la fuerza fundamental para mantenerlo, para hacer que se respetara a rajatabla. No queda decir esto que faltara en Pinos Altos un representante legal, impuesto por unas elecciones que, si bien no aparecían claras y terminantes, al menos llevaron el viso de legales.